Como una de las diosas más populares adoradas por los pueblos célticos, incluyendo a los druidas, muchas de sus historias y simbología sobreviven en el personaje de Santa Brígida. Su poder de inspiración fue muy importante para poetas y artistas, como su enseñanza sobre los instrumentos que ayudaban a las personas en sus trabajos, y su poder de sanación, emanado de su conocimiento acerca de hierbas que quitaban dolores y sanaba a los enfermos. Es la diosa de todas las cosas percibidas por estar relativamente altas tales como llamas, montañas, colinas, fortalezas y altiplanicies; y de las actividades y de los estados concebidos como psicológicamente altos y elevados, por ejemplo la sabiduría, la excelencia, la perfección, la alta inteligencia, la elocuencia poética, la artesanía (especialmente la herrería), la habilidad curativa, el conocimiento druídico y la capacidad en la guerra. En las tradiciones vivas, ya sea como diosa o santa, la asocian en gran parte al hogar y al fuego del mismo y es un favorito de ambos: politeísmo céltico y cristianismo. Varias de estas asociaciones se atestiguan en el Cormac’s Glossary. Su leyenda todavía se cultiva en Irlanda, donde se ponen lienzos blancos en las ventanas, para que sean tocados por el fuego ardiente de su inspiración.
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